La violencia contra las mujeres se ha aceptado como una característica inevitable, aunque desafortunada, de todo conflicto. En la actualidad, esto está cambiando. Mientras dicha violencia continúa siendo infligida a gran escala, ahora se la reconoce como una amenaza al desarrollo, a la paz y a la seguridad, una violación de los derechos humanos y, según el derecho internacional, un crimen. El reto al que se enfrenta la comunidad internacional radica en conseguir que todas las partes conviertan la prevención, el tratamiento y el enjuiciamiento de la violencia sexual en una prioridad.
Este articulo presenta los resultados de un estudio realizado por un equipo de psicólogos de la universidad de Hamburgo (Alemania), que entrevistó a 169 pequeños ex combatientes que se encontraban en rehabilitación en varios centros de acogida en esta región de los Grandes Lagos, en Uganda. Empleando cuestionarios en su lengua nativa, los psicólogos evaluaron sus niveles de estrés postraumático y la relación de este trastorno con su disposición a la reconciliación o, por el contrario, sus ánimos de venganza. Los hallazgos de este estudio señalan porque la rehabilitación e integración social de este ‘ejército’ de niños soldado que ha sobrevivido a la guerra es una pieza clave para la reconstrucción y reconciliación de su pueblo; y el porque cualquier intento por reintegrarlos en la sociedad civil deberá tener en cuenta los traumas psicológicos que la participación en la guerra les ocasiono.
La utilización de niños-soldado es el grado más extremo de explotación infantil. Afganistán, Colombia, Myanmar, Sri Lanka, Uganda y Nepal, entre otros países, emplean a menores como espías, combatientes, centinelas o esposas a la fuerza en el caso de las niñas. En este articulo se explica Por qué los niños se convierten en soldados, así como La realidad que viven y que afrontan los niños y niñas soldados luego de haber sido desvinculados de los grupos armados que los habían reclutado.