Ayudando a los ayudantes

Trabajar con personas que han experimentado un trauma severo es un desafío emocional, tanto para los profesionales como para los amigos y la familia.

Sus historias, sufrimiento mental y desesperación pueden hacer que los ayudantes sientan confusión y angustia. Al igual que los sobrevivientes, los ayudantes necesitan comprender la traumatización y las reacciones al trauma para poder protegerse.

Consideramos cómo los ayudantes pueden manejar el estrés al que están expuestos cuando se encuentran con sobrevivientes afectados por un trauma.

Acá algunos de los diferentes tipos de trastornos, relacionados con el trabajo del ayudante.

Trauma secundario 

El trauma secundario es un desafío específico para los ayudantes. Los recuerdos, las experiencias y las dolencias de los supervivientes pueden quebrantar la salud mental de los propios ayudantes. En este sentido, las reacciones al trauma pueden describirse como contagiosas. Esto se llama trauma secundario. Puede desarrollarse en ayudantes que se encuentran con personas traumatizadas y que no procesan sus propios sentimientos y reacciones.

Los intérpretes corren el mismo riesgo de sufrir un trauma secundario. Incluso los intérpretes experimentados en ocasiones pueden sentirse abrumados emocionalmente por historias difíciles. Se aconseja a los ayudantes ocuparse por el bienestar de los intérpretes y que aseguren tanto al sobreviviente como al intérprete que es doloroso para ambos escuchar las experiencias de un sobreviviente.

Fatiga por compasión

La empatía es vital para el trabajo de todos los ayudantes; pero no es un recurso inagotable. Si los ayudantes dan constantemente sin reponer sus recursos y fuerzas, comienzan a sentirse vacíos y cansados. Se sienten agotados, desmotivados, desmoralizados y sin esperanza. Pueden comenzar a tener problemas para dormir, dificultades somáticas y beber o consumir drogas. Incluso pueden llegar a sentir que sus propios problemas, necesidades y bienestar son menos importantes y no merecen atención. Si se vuelven menos disponibles emocionalmente para su familia o amigos, sus relaciones personales pueden fallar y causar soledad. Finalmente, ya no son capaces de llevar a cabo su papel de ayudante.

Señales de advertencia que pueden ocurrir después de un largo período de ser un ayudante

Aquí hay algunas señales de advertencia que pueden ocurrir en los ayudantes. En muchos casos, aparecen con el tiempo, lo que puede dificultar su detección. Experimentar solo una de estas señales no indica que esté en riesgo de desarrollar fatiga por compasión o traumatización secundaria, pero una combinación de ellas podría hacerlo. Preste atención si usted u otros ayudantes con los que trabaja:

  • Pierden sus ideales y se vuelven cínicos.
  • Se sienten poco valorados o traicionados por su organización.
  • Falta de energía o cansancio excesiva.
  • Exageran su trascendencia o su importancia.
  • Muestran un comportamiento heroico pero desconsiderado.
  • Descuidan su seguridad y sus necesidades físicas (sin descansos, sin dormir, largas jornadas, etc.).
  • Muestran desconfianza hacia sus compañeros y directivos.
  • Muestran un comportamiento antisocial.
  • Carecen de concentración, son ineficientes.
  • Tienen dificultad para dormir.
  • Consumen demasiado alcohol, tabaco o drogas.

Puedes encontrar más sobre este tema en nuestro manual Violencia sexual contra niños y hombres en la guerra, el conflicto y la migración.