Sin embargo, en ocasiones esta habilidad de generar empatía con otras personas puede generar en el ayudante lo que se ha llamado: fatiga de la compasión, traumatización vicaria o estrés traumático secundario.
Entonces, ¿Cómo podrían los ayudantes manejar su propio estrés? El reconocimiento y la toma de conciencia por parte de los ayudantes de la posibilidad de que esta situación se presente es fundamental para ser capaz de resiliencia ante los síntomas que puede generar la fatiga por compasión; especialmente en personas que trabajan en zonas de conflicto y de desastre. En este tipo de contextos en los cuales se presentan situaciones que generan alta carga emocional, existe ademas la probabilidad de quienes trabajan en los equipos de ayuda estén sometido a un tipo particular de estrés que los hace mas vulnerables a la traumatización secundaria, lo que puede influir significativamente en el desempeño de su trabajo, disminuyéndose por ejemplo la eficiencia con la que realizan sus tareas, lo cual muy seguramente no sucedería, si realizaran sus labores en contextos libres del estrés que tiende a generar trabajar en ambientes en los que se producen altas cargas emocionales.
Incluso las grandes organizaciones que cuentan con los recursos y conocimientos sobre este tipo particular de estrés carecen de la capacidad suficiente para hacerle frente a esta situación y apoyar a las personas de sus equipos de trabajo que se ven afectados por el estrés traumático secundario. En cuanto a los ayudantes locales, a menudo tienden carecen de algún tipo de apoyo o recursos para lograr hacerle frente a esta situación. esto. En la página temática de nuestro sitio web ayudando a los ayudantes, el equipo de HHRI ha reunido una serie de enlaces y artículos que pueden ser de utilidad para todas aquellas personas que trabajan en esta importante pero difícil labor.
Es importante desarrollar estrategias para hacer frente a situaciones que podrían desencadenar estrés traumático secundario. Que le ayuda a su mente a tomar distancia de su trabajo y de los pensamientos que este le genera?; ¿Cómo puede descansar su cuerpo y su mente de las actividades cotidianas que realiza en su trabajo? ¿Existe alguna actividad en especial que le inspira o le mejora su estado de ánimo? Si le resulta útil, puede utilizar los ejercicios de “conexión con la tierra” o de “puesta en tierra” que ha trabajado con los sobrevivientes.
Los ayudantes que han experimentado personalmente situaciones de violencia de género tienen razones adicionales para sentir el estrés que tiende a generar trabajar en estos temas. Sin embargo, estas personas debido a sus propias experiencias, tienen la capacidad de comprender especialmente las dificultades, la vulnerabilidad y las necesidades particulares de los sobrevivientes, y esto debe ser reconocido y valorado. Al igual que los sobrevivientes, los ayudantes necesitan grupos de apoyo. Si es posible, reunirse regularmente con otros ayudantes para hablar sobre sus experiencias y sentimientos, de ser posible realizar ademas otras actividades juntos. Si hay muy pocos ayudantes en su área de trabajo que le permita crear un grupo de apoyo, puede ser pertinente encontrar amigos y otras personas de su confianza con quien pueda compartir sus sentimientos y emociones, sin correr el riesgo de romper la confidencialidad que en usted han depositado los sobrevivientes con los que se haya trabajando.